Confesión posiblemente equivocada.

He podido conservar una foto. En ella me sonreís amable, mientras escribo estas palabras. Y aunque sé que no es a mí a quien sonreís, a veces me gusta jugar e imaginar que sí. 

Es que verdaderamente quisiera, bello Ermitaño, que me veas y me sonrías una vez más. 

Y yo te observo, tan quieto en esa imagen que te hace parecer un poco más cerca, y te sonrío también, sin poder evitar hacerlo con toda esta ternura que me inunda cada vez que te veo, que te siento.

Pero ahora pienso que tal vez me equivoqué al creerte tan real.

¿Y si nada de todo eso fue verdadero y aún así me lo creí, cayendo en una trampa que yo misma ideé para dejarme seducir por ese inmenso deseo de que exista la posibilidad de que seas vos quien me mueva toda realmente, que seas vos quien me saque de esta idea de realidad absurda y cómoda, en la que no existe opción de desear o amar a quien se tiene lejos?
¿Y si, para mi posible y desconcertante sorpresa, nada de todo ésto sucedió en verdad, y fue apenas un bellísimo poema al pasar repleto de palabras mágicas por las que me dejé envolver y hechizar sin poder ser del todo consciente de su naturaleza fantástica, típica de cuentos de magos y brujas?

Me pregunto si vos también te lo preguntas.

Y si fuiste real. 

Si sos real.

Debo confesarte que ahora deseo poder creer en este nuevo relato que me cuento ininterrumpidamente durante esas horas madrugadas con el fin de aquietar la duda, cuando tu presencia lejana no me permite silenciar el cuerpo, y convierte mi pequeña nave de una plaza en una calecita en la que no paro de girar; relato en el que sólo sos un magnético ser extraño de otra galaxia que únicamente tiene vida en mis fantasías, que en esta realidad tu carne y huesos no existen en verdad, y que todo el cariño intenso que nos abrazó – y que luego la bruma de la incertidumbre nos arrebató – fue mera maniobra de mi mente tramposa para enredarme y encadenarme a ese sentir que quizás no tuvo un sentido de existencia real en lo concreto; sentir que, a pesar de su aparente carácter ilusorio, tuvo un mágico y efervescente comienzo y que pareciera todavía no tener fin.


Pero tal vez me esté equivocando, y sólo sea éste un intento de darme una suerte de bálsamo como respuesta a eso que me queda pendiente resolver, y para que las noches Mudas no me resulten tan insoportablemente ensordecedoras, como lo suelen ser.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

01.01.2021