Alianza.

La perspectiva de aquella alianza era casi nula. Los cuerpos no se retroalimentaban, sólo se estorbaban el paso. Y las alianzas, cuando son forzadas, lo destruyen todo en su trayecto a través del tiempo.
La no retroalimentación, genera siempre la mayor pérdida. 
La perspectiva nula, obstaculiza las mentes, las deja quietas, sin movimiento alguno. 
Ninguno de los cuerpos entendió.
Ninguno supo.
Jamás dimensionaron todo aquel daño que los envolvía en la cotidianidad en la que estaban inmersos.
Aún así, extrañamente, la destrucción futura estaba clara para ellos. 
En algún momento que tal vez pudieron vislumbrar, la muerte se hizo al fin presente. 
Y los abrazó con fuerza.
No los soltó.
Hasta que un día, lo hizo.
Todos sabemos muy bien que después de una muerte, viene un renacer.
Y así aquellos cuerpos renacieron.
Y así entendieron, que la muerte es sana, y sana. 
Trascendieron tiempos y espacios.
Finalmente, encontraron la calma.

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01.01.2021