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Mostrando las entradas de junio, 2020

(A un) Astronauta.

Escribo borro te escribo y entonces me repregunto los mismos interrogantes de siempre. Y vuelvo a borrar y te vuelvo a escribir y me sigo preguntando si todo ésto es real. Para mi sorpresa (ya no tan sorpresa) me respondo que sí que sí es real. Pero luego... ¿Será real tal vez mañana cuando mis manos toquen las tuyas, y me veas al fin a los ojos, y tus palabras y las mías dejen de ser sólo palabras escritas? ¿Será real tal vez mañana cuando el Sol se ponga y quizás nuestros labios se atrevan a susurrar todas nuestras verdades más profundas? Y vuelvo a borrar y vuelvo a escribir y todas aquellas palabras que ahora se volvieron invisibles ante mis ojos siguen emergiendo desde algún lugar dejándome en evidencia todo ésto que siento. Y que te extraño en el despertar de cada mañana y en cada mate y en cada pequeña cosa insignificante que hago. Y que todo todo tiene tu rostro tu risa tus suspiros tu sonr

Injusticia.

Se me anuda la garganta cada vez que veo lo que te hacen lo que te hacemos Y no puedo evitar que se me retuerza el pecho y que mis ojos se desborden de tanto que te veo tan destrozada violentada y masacrada Un grito desesperado  se hace eco en mí y quiere salir desde lo más profundo y exigir justicia hacer justicia Pero esta impotencia me cala en los huesos y más me enfurece y más me duele Todo ésto me duele Verte así me duele Y te escucho: escucho tus gritos  desgarradores pidiendo auxilio exclamando  que por favor paremos Y te siento  intensa: siento toda tu muerte todas tus muertes como si fuesen mías pero también tus latidos y tus ganas de vivir de nacer renacer de sanar y reverdecer Sólo quisiera que los responsables caigan y que en su caída se lleven con ellos todos los corazones que no bombeen tu sangre Sólo quisiera  que al fin se haga Justicia y que la única triunfante seas siempre vos, Madre mía Pachita querida.

Recordatorio. Parte VIII.

Lo esencial no requiere de esfuerzos para sostenerse.

Registro de cuaderno III.

Domingo, 14 de Junio . 14:24 . Toda esta calma frente a lo que tan difuso está me pone un poco en alerta ¿Será que ya entendí que lo mejor es mantenerse al margen cuando todo afuera  es caos y quietud? Y no termino de comprender de dónde viene tanta paz Me desconcierta Y de repente encuentro cierta agresividad en toda esa calma Aprieto los dientes cierro los puños con fuerza Quisiera estar en la ciudad y caminar a mil por hora con cara de querer devorarme hasta el cemento que en mis pies retumba haciendo eco infinito Y la calma sigue ahí aunque con el ceño fruncido porque a pesar de entender que fluir con la incertidumbre es la cura a todo mal... No tengo libertad.

Aquel ser.

Cierra la noche  el espectáculo del día dejando vislumbrar por encima de lo obvio aquello que tanto resuena en las profundidades tenebrosas de aquel ser que siempre prefirió el enriedo antes que el oportuno silencio Cierra la noche y aquel ser se sumerge  en un mar de mantas blancas y azules con su mandíbula rígida y sus manos atadas Y en su mente aparece la imagen distorsionada  de una ingenua  insulsa y pequeña  libertad Pero la verdadera emancipación  de todo aquello pareciera dejarle en evidencia su incorruptible lejanía; inalcanzable utopía  que se desvanece con cada paso  que en su fuero interno hacia ella pretenda dar Cierra la noche el ridículo espectáculo del día y aquel ser sólo se limita a observar el ensordecido lamento de aquello que lastimosamente resuena en las profundidades tenebrosas de su tan Adentro.

Alianza.

La perspectiva de aquella alianza era casi nula. Los cuerpos no se retroalimentaban, sólo se estorbaban el paso. Y las alianzas, cuando son forzadas, lo destruyen todo en su trayecto a través del tiempo. La no retroalimentación, genera siempre la mayor pérdida.  La perspectiva nula, obstaculiza las mentes, las deja quietas, sin movimiento alguno.  Ninguno de los cuerpos entendió. Ninguno supo. Jamás dimensionaron todo aquel daño que los envolvía en la cotidianidad en la que estaban inmersos. Aún así, extrañamente, la destrucción futura estaba clara para ellos.  En algún momento que tal vez pudieron vislumbrar, la muerte se hizo al fin presente.  Y los abrazó con fuerza. No los soltó. Hasta que un día, lo hizo. Todos sabemos muy bien que después de una muerte, viene un renacer. Y así aquellos cuerpos renacieron. Y así entendieron, que la muerte es sana, y sana.  Trascendieron tiempos y espacios. Finalmente, encontraron la calma.

Semana XXIV.

I. Una brisa suave despliega sobre el firmamento la respuesta esperada II. Las aguas aquellas que tanto miedo daban ahora permiten la calma III. Una estrella fugaz ilumina el instante Pido un deseo         dos         tres IV. Un pasado no tan pasado cae al presente como si fuese un rayo revolviendo lo aprendido para luego reconfigurar  todo lo establecido V. La certeza de lo oculto queda en evidencia y empodera  la tan extensa clarividencia VI. Un antiguo  fuego sereno alimenta  y templa los gélidos amaneceres VII. Se presentan los viejos deseos y redireccionan el presente nebuloso Nace  y renace lo esencial VIII. Dos almas que navegan  en la atemporalidad de los momentos llegan y en este presente manifiestan  su verdadero mensaje IX. La palabra clave siempre fue y es sincronía X. El caos se transforma y transforma la perspectiva.